20 de noviembre de 2006

Organización comunitaria para la seguridad ¿de qué estamos hablando?

Dime con quien andas y te diré quién eres…

La reciente visita de Alvaro Uribe, Presidente colombiano, a El Salvador dejó como legado una “nueva” receta en materia de seguridad: la organización vecinal, misma que ha sido retomada con entusiasmo por el gobierno salvadoreño, el que, cual rayo, nos cuenta que tiene casi seiscientos grupos comunitarios y vecinales organizados en el país (La Prensa Gráfica 19/11/06)

Más que emocionarnos, antes debemos tomar una dosis de precaución, porque, como lo hemos dicho antes, a veces, más importante que lo que se dice, es quien lo dice. Y viniendo del Presidente colombiano, es preferible ir con cuidado. Y viendo cómo ha reaccionado el gobierno, mejor, mucho más cuidado.

Debo decir que soy partidario de la organización comunitaria para la gestión de ciertas problemáticas de seguridad, asimismo, cualquier estudioso de la materia reconocerá que Colombia ha tenido importantes experiencias de gestión de la violencia urbana, reconocidas mundialmente. Pero debemos aclara que dichas experiencias han surgido de gobiernos locales, de posiciones ideológicas alternativas a la derecha de Uribe (como el caso de Antanas Mockus o el de Enrique Peñalosa) más caracterizada por su discurso guerrerista, a lo que se sumarían las críticas hacia su aparente generosidad en el tratamiento de los grupos paramilitares colombianos.

Por otro lado debemos decir que la opción de la organización comunitaria fue una propuesta polémica a mediados de la década de los años noventa, cuando el señor Hugo Barrera, entonces ministro de Seguridad Pública, lanzó la iniciativa de crear grupos de vecinos organizados para trabajar en contra de la inseguridad.

En ese momento, la propuesta levantó polémica y no era para menos -ni lo es ahora-, pues se presentaba en un momento de la posguerra en donde para muchos existía el miedo hacia nuevas formas de control paramilitar o parapolicial y sus probables usos para la persecución o control político de la población, en particular, de los opositores gubernamentales.

Viniendo la propuesta de uno de los ministros más recalcitrantes de aquel gobierno, alguien inclinado a las acciones de línea dura, que torció el rumbo de la reforma policial agregando arbitrariamente elementos de los antiguos cuerpos de seguridad (muchos de ellos vetados por la Comisión de la Verdad), las oposiciones eran razonables y no producto de la paranoia ideológica de algunos.

Con estos antecedentes, y conociendo la línea ideológica político criminal del actual gobierno ¿qué podemos esperar?

El sí y el no de la organización comunitaria para la seguridad

Creo que las iniciativas de organización local o comunitaria para la seguridad deberían tener en cuenta los siguientes criterios:

NO

  • Organizar a la comunidad para denunciar
  • Organizar a la comunidad para generar confianza mutua
  • “Combatir el delito”: Organizar a la comunidad para tareas de control: patrullajes, vigilancia armada, control/detención de sospechosos, allanamientos.
  • “Prevenir el delito”: Organizar a la comunidad para la intervenciones preventivas sobre factores de riesgo: iluminación, ornato, atención a jóvenes, resolución pacífica de conflictos, tratamiento de la violencia intrafamiliar.
  • Organizar a la comunidad como una extensión de las instituciones de seguridad. (papel pasivo)
  • Organizar a la comunidad para empoderarla y gestionar seguridad de las instituciones según sus necesidades. Contraloría democrática de las instituciones de seguridad. (papel activo)
  • Visión exclusivamente securitista (policial)
  • Visión amplia y de acción multiagencial, incluye otras instituciones públicas y privadas.
  • Agenda dictada desde otra agencia o actor. Centralista.
  • Agenda propia. Coordinación local (descentralización)

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