17 de julio de 2019

Nils Christie sobre ver “al otro”


Revisando mis archivos, encontré esta ponencia del criminólogo noruego, Nils Christie (+), hecha en el Congreso internacional: Juventud, seguridad y justicia en Centroamérica, el 12 de marzo 2008, donde fue uno de los oradores principales. Lo que sigue, es una transcripción simultánea de la traducción de su conferencia en el evento, así que tiene algunas frases sueltas o ideas incompletas, pero creo que rescata lo esencial. 


En primer lugar me gustaría hablar de la política. Aquí escucho mucho hablar de la pobreza con mucha frecuencia y eso es un poco complicado en este lugar tan lujoso. Nosotros hablamos de la pobreza, pero ustedes no lo creerán que en Noruega hay una gran cantidad de gente que dice ser pobre. Y lo son. Son más pobres que hace 10 años, porque los ricos son más ricos, la clase media se sube y los pobres se hunden. Ellos son pobres pero en otra medida a Guatemala. Esos pobres son los que constituyen la mayor parte de la población penitenciaría. 
Frecuentemente se habla de la gente económicamente pobre, pero quiero hablar de la pobreza social. En este punto yo podría mencionar que mi país es, en alguna manera, más pobre que este. Visitando este país, y otros de América Latina, me siento abatido por la pobreza de mi país. Pareciera que hemos intercambiado pobreza. Esto es particularmente a lo largo de todas las clases en Noruega. Y si yo lo comparo con visitas que he hecho a otros países, en Guatemala hay más vida social. Hay una inversión: nosotros hacemos que la gente sea rica pero pierda elementos de la vida social, en los países europeos, es en los sectores más populares es donde la gente más comparte y socializa en el espacio público y la gente es más conciente de la necesidad de ayudarse mutuamente. Los ricos tienen dinero pero aislamiento. Los pobres no tienen dinero pero riqueza en relacionamiento social. Pero eso es un poco peligroso, pues los que tienen el dinero tratan de destruir a los que tienen identidad social, esto sucede de tal forma que los que tienen tanta riqueza, tratan de moverse ahí instalando grandes edificaciones para empujar a los pobladores a abandonarlos -imagino que eso pasa con los indígenas aquí- de esta forma, las vuelven más vulnerables, pues pierden su capital social.
Algunos escogen asociarse en pandillas, algunas peligrosas otras no. ¿Cuál debería ser el modelo para la vida de la juventud?¿quiénes son los maestros en la sociedad ahora?¿los sacerdotes? Probablemente no ¿Otros grandes héroes culturales? No ¿Cuáles son las grandes catedrales? Los grandes centros de negocios, las grandes casas ¿Cuál es el símbolo de lo que se tiene en nuestras sociedades? Los iconos de los negocios, de la riqueza, los que tienden a llevarse consigo la riqueza social. Solo traje un párrafo que quiero compartir:
Es un hombre que se llama Kerry que se pregunta que hay detrás de la brutalidad de las relaciones sociales en nuestro contexto: “hablamos sobre la conexión sobre el crimen y los países de la gente pobres. Se habla de la cultura de los infraclase, pero no se habla de la cultura de las clases superiores. Simplemente no entenderíamos el carácter del crimen en nuestro mundo contemporáneo, talvez solo el uso de la violencia, a menos que la veamos en el contexto del crecimiento de las culturas de las clases dominantes a la depredación y liquidación de la vida humana.
Él llama el mundo de los negocios, el mundo de los tiburones. El ánimos de hacer dinero … cualquier instrumento para lograrlo, sin límites. Pero no es sobre esto de lo que protestan las sociedades, cuando protestan por el delito. Tenemos que redimensionar ese respeto hacia el capital social y los valores y ahora podemos preguntarnos: ¿Cómo lograrlo? Debemos hacer esfuerzos para que la gente logré ver a los otros como seres humanos. Por qué estoy tan interesado en la posibilidad de verte como una persona en totalidad y tú a mí como una persona en totalidad? Porque también estoy interesado en una forma de tratarte mejor y que tú me trates mejor. Mi razón para insistir en esto es porque conozco muchos asesinos. En mis primarios días como estudiante y profesor, estuve completamente dedicado al estudio de los campos de concentración alemanes,  pero ustedes saben que en la historia matar grandes cantidades de personas sucede muy a menudo. Por qué nos matamos unos a los otros? Mi experiencia es que ayudaría el hecho de vernos mutuamente. Una vez hice un estudio sobre 50 asesinos, y los comparé con otras 50 personas en situaciones similares sin matar. Todos los 50 habían sido guardias en campos de concentración. Hubo un campo de concentración terrible en que el 70% murió en el invierno. Era en el norte de noruega, dirigido por alemanes, pero eran noruegos los que mataban y después de la guerra se preguntaban ¿cómo pudieron? ¿los noruegos no matan? Nosotros nos vemos muy pacíficos (menos los hombres) en Noruega tenemos 40 homicidios al año, comparados con los seis mil de Guatemala. Nosotros matamos a otros con nuestro petróleo. Regreso a mi tema: Tu estas desesperado cuando eres un prisionero, tomas agua todo el tiempo para calmar el hambre, no parecerás un esqueleto, pero tu cuerpo es todo agua. Una infección te ataca todo el cuerpo o puede matarte una diarrea por comer cualquier cosa que encuentres y si te tratas de sentar, no puedes hacerlo porque un guardia te mataría pensando que tratas de escapar, así que caminas ahí, enfermo, no luces como un ser humano y , aquí viene la clave de alguna manera: yo lo aprendí cuando hablé con estos guardias que nunca habían matado: me contestaron que habían visto algunas de sus fotografías de cuando estaban en eslavia, que lucían como personas normales. Al otro grupo, a los que mataron les pregunté si habían visto las fotos: no las habían visto.  
Para el grupo de los que mataron, ellos eran no-humanos. …
Como nosotros vemos, en mi país constantemente se nos dice que no debemos matar seres humanos. Pero estos prisioneros no eran humanos para quienes los mataron. Pero aquellos que vieron las fotos, fueron capaces de definir a los prisioneros como seres humanos. Esta es la esencia de matar y lamentablemente tengo que compartir la experiencia de un prisionero yugoeslavo que se encontró un diccionario en el Campo de Concentración y, en estaba en la situación de estar frente a un guardia, otros siete prisioneros y un guardia atrás… y entonces este hombre, mi amigo ahora, formuló la frase que le salvo la vida: “yo tengo un fosforo”. Entonces para el guardia que había pedido un fosforo, empezó a ser otro ser humano y de esa forma el salvó su vida. Hay excepciones, hay bibliotecas que abordan de manera extensa el homicidio, tenemos conflictos como Ruanda, terribles matanzas donde los vecinos se mataron entre sí, cuando llegaron a adquirir una identidad étnica. Tú no puedes quitarle la humanidad a tus pares, este es un mecanismo para prevenir las matanzas. Creo que estoy llegando al punto para hacer intentos y lograr mediación en donde la gente pueda verse como tal. Y aquí estoy yo preocupado por esos seis mil homicidios al año y ustedes me dicen que casi en todos estos casos nada sucede. Aquí hay una cosa extraña, o son una sociedad completamente loca o son completamente desviados, con esa cantidad de homicidios, comparativamente no tienen prisioneros, tienen una tasa de prisión tan baja como Escandinavia, Guatemala tiene 47, Noruega 69, Cuba 600, Rusia 650 y USA 750 por cada 100 mil habitantes, niños incluidos, sacando a los niños se tiene una de cada 100% está en prisión. Esto es un misterio científico en Noruega, y Guatemala también. Todos los días creo que ya lo entendí y paso la noche pensando y al otro día, la realidad es otra.
Ahora les debo advertir, al respecto de esta tasa de bajos niveles de prisión: algunas autoridad podrían verse tentadas a incrementarlos. Ese no es mi consejo. Las cárceles son la escuela del crimen, son para los pobres y son construidas para darle dolor a la gente y la gente pobre ya tiene suficiente dolor. Ellos necesitan ser ayudados, que les den cosas, no que se les quiten. Pero por otras partes, los 6 mil homicidios traen mucho dolor alrededor de estos cuerpos y unos con mucha irá, y saldrán a matar y a vengarse, entonces se generan situaciones de sangrientas venganzas. Por ejemplo he tenido conocimientos de casos en Albania, donde se le da el derecho a la víctima de matar al victimario y nosotros estamos en un proyecto para recuperar esta situación porque no podemos permitir que las familias se maten. Si yo tuviera la oportunidad de trabajar en este país, intentaría que la gente se reuniera y no se vieran como asesinos entre ellos. Al venir aquí trate de informarme, sobre quienes son los miembros de las maras y al enterarme quise tomar el vuelo de regreso a casa. Estoy consciente de cómo esta ansiedad que se genera en el tema, limita vuestra vida. Ustedes también son soldados prisioneros. Por ejemplo que mi nieta que me acompaña no pudiese ir en bus al supermercado. Y al leer sobre las maras, me pregunto cómo es que la gente puede ver a través de las maras, es un gran desafío, para ir de manera sistemática. Penetrar en ellos para preguntarles cómo ven el mundo. Cómo miran a la otra gente en Guatemala. Esto fue lo que hice con mis guardias. Pregúntenles a ellos, cómo miran. Debiera darse la posibilidad de que personas que son de maras y las que no puedan sentarse y decir lo que piensan. Ustedes pensaran que estoy desinformado o estoy loco. Puede que tengan razón. Pero lo que digo está muy ajustado a la criminología moderna: no hay tanto interés actualmente en las respuestas penales sino en el de la mediación. Esto lleva a estar relacionado con que la gente en los países industrializados ha perdido sus raíces. Nos ha llevado a ser más pasivos e incrementa las posibilidades de perder la riqueza social. En mi vecindario con el más pequeño ruido se llama a la policía. Podemos decir que vuestra vida está gobernada por la ansiedad, en Noruega podemos decir que no existen tareas comunes entre personas comunes. Y aquí viene la mediación como una tarea que puede ser desarrollada por todos, el movimiento por la mediación es una oportunidad para fortalecer la sociedad civil. Esto implica que no sacamos a la gente, sino que traemos dentro. El interés en la mediación es tan grande que aquí constituye una amenaza, porque los conflictos y la mediación pueden ofrecer trabajos profesionales. Los abogados, dicen, ustedes necesitan expertos para la mediación, o los psicólogos podrían declararse expertos, pero mi idea y experiencia es proteger la mediación como una propiedad de la gente común. Hace algunos años escribí un artículo “Los artículos como propiedad” y ahí expliqué la gente tienen la tendencia de robarse los conflictos de las otras personas. Dejen ustedes que los conflictos sean propiedad de las partes. Algunos abogados nunca me perdonaron por llamarlos ladrones profesionales.
Volviendo a su situación. Sería posible en el caso de ustedes que se conozcan a las maras, que hubiese vencidarios que inviten a las maras a explicarse. Si las maras con grupos altamente organizados como se dice, es bueno, porque se puede pensar en términos de paz y guerra, se puede negociar con los superiores. Y si no estuvieran tan bien organizado sería bueno ir con los grupos de base y hablar con los vecinos.
Ahora tengo que hacer otra confesión que talvez a ustedes no les guste. Me gustan las favelas, (comunidades marginales) deberían ser protegidas. Conozco el misterio y conozco también la fortaleza: ellos están forzados a un sistema interno de ayuda mutua. Cuando he estado sentado en barrios de América Latina, me siento seguro, cuando estoy con persona que me dicen que todo está bien. Y cuando hablo de ese asunto de las maras, esto sería bueno que tomara lugar en los propios barrios o comunidades.
Mi idea sería, fortalecer esta comunidades y darles capacidades para que se fortalezcan a sí mismos. Otra pequeña cosa que me gusta al respecto de los barrios es que la gente está casi siempre haciendo algo. Tienen que hacer algo para que la vida continúe. Poner energía eléctrica, arreglar el camino. Significa que en los barrios sí atienden un determinado aspecto que veo en mi propio país.
Lo que voy a decir es feo: Talvez ….  En mi país utilizamos en alguna medida el sistema educativo para librarnos de los niños y particularmente de la gente pobre. Es obligatorio estar en la escuela hasta los 18 años. En los viejos tiempos, no se podía, se ponían a trabajar. Hoy no, así que los ponemos en la escuela. De esa forma se aíslan, tienden a ser sobresocializados como jóvenes, se mantienen fuera del trabajo y se agrupan para vivir, pero saben que la vida no les dará un trabajo en el futuro, esta cultura puede devenir en algo negativo. La cuestión esencial en nuestro país es compartir el trabajo con la gente joven. Yo causé polémica cuando propuse que los niños volvieran al trabajo, sería una buena cosa. Ayudaría a hacerlos maduros y responsables. Percibo entre las maras a jóvenes que no han madurado y no saben lo que quieren y persiguen a la gente que tienen negocios y emulan el trabajo de estos. Concluyo diciendo que este asunto de las maras es de mucha conveniencia para ciertos sectores en Guatemala, su gran sistema de autoridades no es cuestionado, las maras no son un movimiento revolucionario, usan métodos equivocados para alcanzar los mismos objetivos que la sociedad y son una explicación de todo lo equivocado en este país. Pero soy sentimental sobre la necesidad de la gente de conocerse. He estado tanto tiempo con asesinos, y oigo sobre monstruos que nos rodean, me sorprendo porque nunca conocí uno. No creo que existan.

22 de junio de 2019

Una propuesta para el análisis de la desaparición de personas

La desaparición de personas se encuentra en la agenda pública y genera múltiples reacciones, principalmente de incertidumbre, miedo o preocupación. Sin duda, es una de las formas de violencia más infame y cruel con los sobrevivientes de las víctimas, que sufren de angustia permanente al no saber el paradero de sus seres queridos ni su estado. Ni siquiera la aceptación de la probabilidad de su muerte les consuela al no tener sus restos para realizar apropiadamente su proceso de luto. 

La forma en cómo se construyen las narrativas de estos hechos en redes sociales o medios de comunicación derivan en hipótesis que estos eventos podrían ser hechos de violencia aleatoria -lo que vuelve a cualquiera en potencial víctima-, o que una desaparición equivale a un homicidio que debe sumarse a la cifra oficial de este delito, lo cual no siempre es cierto y debe ser rigurosamente contrastado con información verificada.

Si bien, las instituciones de justicia y seguridad han dado abordaje al problema como la creación de un protocolo interinstitucional de búsqueda, el desarrollo de acciones enfrenta algunas limitaciones. La primera es de carácter legal pues, si bien, el Código Penal reconoce como figuras delictivas la Desaparición forzada (Art. 364 CP) o la Desaparición forzada por particular (Art. 365 CP) estos responden a la definición original desde la óptica del derecho internacional de los Derechos Humanos, que se orienta a los casos cuando el Estado es el que realiza dicha práctica, la promueve o tolera, sin embargo, en la región, dicho fenómeno está asociado también a prácticas de grupos criminales organizados, por lo que en nuestro país, la regulación legal, de momento, no alcanza dicho comportamiento y en consecuencia, las instituciones no cuentan con una herramienta legal específica para trabajarlo, lo cual no obsta el hecho de que reciben reportes y se realizan búsquedas de personas. 

Lo dicho tiene consecuencias prácticas como el que no haya criterios unificados a la hora de registrar y contabilizar estos eventos, para el caso, la Policía Nacional Civil y la Fiscalía General de la República, difieren en las cifras de personas desaparecidas debido a que tienen distintos criterios de definición y contabilización, así como de su depuración, diferencias que no ayudan a generar un conocimiento preciso para la toma de decisiones. 



Para analizar este problema es necesario dilucidar la ruta y criterios de medición que un fenómeno de esta naturaleza debería tener. Lo primero, se trata de definir qué es una persona desaparecida y cómo se adquiere dicha calidad. 

Un punto de partida sería el relativo a las personas de las que no se conoce su paradero y cuya ausencia rompe con sus rutinas ordinarias de manera significativa y prolongada. Este primer acercamiento abarca un sinnúmero de situaciones y circunstancias que pueden ir desde eventos fortuitos como hospitalizaciones por enfermedades repentinas o accidentes, morir y ser enterrado como cadáver no identificado, privaciones de libertad por comisión de hechos delictivos (arrestos), conflictos familiares, extravío de niñas, niños o personas afectadas por problemas mentales, separaciones conyugales o de pareja, migración, retrasos circunstanciales por tráfico o jornadas extendidas de trabajo/estudio, actividades no planificadas o hasta la simple falta de carga o saldo en un celular para comunicar retrasos o cambios de rutina, llegando hasta figuras delictivas como secuestros, privaciones de libertad, trata de personas u homicidios. 

Entonces, no toda persona ausente es automáticamente una víctima de desaparición como hecho violento, pues muchos son hechos fortuitos o voluntarios por los que puede no tener un paradero conocido, por lo tanto, un elemento a considerar en el análisis es la intervención dolosa de un tercero o terceros que provoca la ausencia. Por lo anterior sería prudente utilizar una categoría inicial como “persona extraviada”, mientras no se compila toda la información posible sobre los posibles paraderos de la persona buscada. 

La calidad de persona extraviada cambiaría cuando:

A) El individuo es encontrado (vivo o fallecido) y, en estos casos, deberían ser agrupadas en categorías según el móvil que provocó su extravío:

       a.1.Si éste fue por motivos comunes (conflictos familiares, laborales, fortuitos, detenciones, etc)               o

       a.2. Si fue resultado de una acción criminal (homicidio, secuestro, privación de libertad, trata o                  tráfico de personas, por ejemplo) y ser contabilizada dentro de la estadística correspondiente.

B) Cuando se agoten todos los mecanismos institucionales ordinarios de búsqueda y no haya sido ubicado, se clasifica como persona desaparecida. Las acciones de búsqueda incluyen, entre varias: contacto con potenciales testigos y relaciones de la persona; búsqueda en establecimientos y registros de atención a personas como hospitales, centros de detención, albergues o centros de resguardo, morgues; revisión de movimientos migratorios; migrantes atendidos en el exterior por consulados; bitácoras y coordenadas de uso de teléfonos celulares; movimientos de tarjetas de crédito, por mencionar los más inmediatos.

Tanto en el caso de las personas extraviadas, como en el caso de las desaparecidas, las instituciones deberían contar con un listado homologado y normado para realizar los respectivos cambios de calificación de estatus, así como para generar una sola estadística. Este registro debería estar desagregado en el mayor número de variables claves de interés que permitan dilucidad temporalidad, rutas o zonas afectadas, sexo y edades de las víctimas, antecedentes de amenazas o conflictos interpersonales, etc.

Tanto la estadística de personas extraviadas como las desaparecidas no son definitivas mientras exista la posibilidad eventual de dar con el paradero de las personas buscadas. Buena parte de las informaciones sobre este fenómeno se han basado en la contabilización de las denuncias o reportes que las instituciones reciben, las cuales no están afinadas ni organizadas metodológicamente al punto de “descontar” eventos cuando las personas son encontradas. 


A continuación una propuesta gráfica para ilustrar el tema: