Este post es poco usual. Recientemente me he involucrado en el proceso de selección de candidatos a magistrados de la Corte Suprema de Justicia como miembro de la Asociación de Abogados Democráticos de El Salvador (ADESAL). No quería atestiguar cómo las asociaciones y abogados del establishment se dedican a comprar voluntades del gremio, a manipular el proceso electoral y a proponer profesionales representativos de intereses corporativos y que lejos de dar la cara por lucha por la profesionalización y fortalecimiento de la justicia, han sido reproductores de las prebendas y de la corrupción que les favorece.
En particular, deseo utilizar este espacio para promover, la que considero, una de las cartas más fuertes en términos intelectuales, profesionales y de compromiso demostrado por la construcción del Estado democrático de Derecho en El Salvador. Me refiero a Jaime Martínez Ventura (ver imagen en columna derecha), a quién muchos de ustedes conoceran personalmente o a través de referencias como un destacado analista de la realidad de la administración de justicia y procesos legislativos, frecuente referencia de medios de comunicación como exponente riguroso de la realidad jurídica en el país. Además cuenta con un elevado perfil académico que le ha llevado a publicar en diversas revistas y libros especializados en diferentes países de América Latina y Europa, así como a ser un solicitado exponente en diversos foros académico-jurídicos internacionales.
Jaime Martínez cumple el ideal del constituyente respecto de quienes lleguen a ser miembros de la Corte Suprema de Justicia y mi conocimiento personal me hacen dar fe de su honestidad, probidad, formación notoria, su gran capacidad y liderazgo así como su ecuanimidad, cualidades que requiere el cargo al que aspira y que con el apoyo de vosotros, podría ser logrado.
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