Hasta aquí las hipótesis sobre la crisis actual de homicidios. No son todas, pero la pregunta que sigue es: ¿Es posible salir de este contexto tan crítico?
Sí, lo es y existen evidencias de que es posible reducir el impacto de la violencia en la sociedad partiendo de las condiciones existentes en ciudades latinoamericanas. Casos como los de Bogotá, Medellí y Calí en Colombia, Sao Paulo e incluso, -a pesar de las noticias recientes- Rio de Janeiro, en Brasil, han logrado una reducción significativa del impacto de la violencia letal en años recientes.
En el caso colombiano, la participación activa de los gobiernos locales, la coordinación interinstitucional en todos los niveles de gobiernos y una estrategia de seguridad de “entrar-controlar-quedarse” logró reducir significativamente el impacto que la violencia tenía en ciudades otrora consideradas insalvables de las manos del narco como Calí y Medellín.
En Brasil, un aporte importante en la reducción de la violencia armada lo dio la aprobación del denominado “Estatuto del Desarme” por el cual se prohibió, bajo la amenaza de graves sanciones, la portación de armas en espacios públicos, así como medidas tributarias de control del comercio de armas y procesos de sensibilización y desarme de población. En Rio, desde la implementación del estatuto, se habría reducido en un 18% las muertes por armas de fuego, lo que se traduce en 6 mil vidas.
Es posible salir del estado actual, pero ello requiere no solo voluntad política sino también, creatividad, propuestas y compromiso de toda la sociedad para poder echar a andar iniciativas orientadas a pacificar la sociedad salvadoreña.
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