Por Edgardo A. Amaya Cóbar
La captura de catorce personas en el marco de una manifestación y el posterior procesamiento y detención preventiva contra trece de las mismas por cargos de la ley antiterrorista, es la evidencia dramática de la reconversión autoritaria de la institucionalidad salvadoreña. Constituye una confirmación contundente de lo que veníamos denunciando respecto de
Sin embargo, este dato si bien, el más demostrativo en la actualidad, solo es la secuela de una serie de acontecimientos -algunos conocidos, otros no- que dan cuenta de la creciente devaluación de los derechos y libertades de la ciudadanía frente a la arbitrariedad y al poder punitivo del estado, con lo cual se da una general devaluación de la calidad de nuestra democracia.
Periódicamente hay peticiones de investigación de hechos violatorios de los derechos humanos a
En este torcido entramado institucional, los jueces independientes y de vocación democrática han marcado la diferencia con su autoridad moral y altura profesional, frente a las visiones autoritarias y abusivas que atentan contra los derechos de los ciudadanos. Lamentablemente, parece que esta expectativa ha sido manchada. El cuestionable fallo de la jueza especializada por el cual ordenó procesar a trece de los catorce capturados, y ordenó la detención provisional de los mismos, nos hace temer la confirmación de otro de nuestros temores: la selección de jueces a la medida de las exigencias de esta avanzada autoritaria que se orienta a consolidarse, devolviéndonos a épocas previas a los Acuerdos de Paz.
Tal como lo manifestó
“El pueblo que olvida su historia esta condenado a repetirla”. En el contexto que se ha generado, se comete una grave omisión del pasado, dentro de las causas del conflicto se encontraban la injusticia social, la violación sistemática de los derechos fundamentales, y como correlato de estas causas, la ausencia de un poder judicial independiente y capaz de sancionar dichas violaciones y proteger a la ciudadanía de los abusos del poder. La tendencia del gobierno por liberarse de controles democráticos, entre ellos, las manifestaciones de disconformidad de la ciudadanía, puede ser un arma de doble filo al cerrar los canales de expresión de la población.
No hay comentarios:
Publicar un comentario